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El reciclaje en Japón es mucho más que una acción solidaria: es una obligación impuesta por la ley, y vigilada por los propios vecinos, y los "policías del reciclaje".

Por encima de todo es una filosofía de vida descrita por el término Mottainai, que proviene de la época de los samuráis.

La cultura de la limpieza y el reciclaje está muy arraigada en Japón, y se remonta al siglo XII. Allí si no reciclas te ponen multa, existen hasta 45 categorías diferentes de objetos a reciclar, y si metes un tapón de plástico en la bolsa equivocada el basurero no la recogerá. Un vecino dejará la bolsa en tu puerta con una amable nota en la que te explica qué has hecho mal.

Incluso existe la policía del reciclaje, que vigila la zona en donde se depositan los residuos, e informa si ve alguna anomalía en ellas. Allí todas las bolsas de basura son semitransparentes, así que se ve lo que contienen.

En el Mundial de Fútbol de Rusia de 2018, una imagen quedó grabada en la retina de los espectadores que asistían a los partidos que jugó la Selección de Japón. Tras acabar el partido, los aficionados japoneses sacaban bolsas que llevaban en los bolsillos, y recogían toda la basura de la zona que tenían asignada, hasta dejarla más limpia que antes de llegar ellos.

Objetivo 2030

Japón es una isla superpoblada y muy industrializada. Tras el enorme crecimiento econónico que siguió a la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en el segundo país del mundo, tras Estados Unidos, que más residuos plásticos y contaminación generaba.

Así que en los años 60 iniciaron un riguroso plan de reciclaje, que ahora tiene como objetivo reducir los residuos plásticos a solo el 25% en 2030, y alcanzar los cero residuos en 2035.

Ellos mismos son conscientes de que han contribuido a la contaminación y el cambio climático, y además será uno de los países más afectados, porque muchas de las poblaciones de sus costas quedarán inundadas por el aumento del nivel del mar.

Pero los planes japoneses van mucho más allá. También han anunciado que los coches de combustible dejarán de circular en 2035, y la industria tendrá prohibido emitir gases contaminantes en 2050.

Mottainai

Reciclar es una actividad moderna, pero el concepto de no desperdiciar, de aprovechar todos los recursos al máximo forma parte de la cultura japonesa desde hace siglos.

Ellos utilizan la expresión Mottainaique significa "sentido de pesar ante el uso inapropiado de un objeto o recurso". Es un sentimiento amplio que hace referencia a sentir pena o vergüenza por desperdiciar algo: la comida o los objetos que se tiran a la basura casi nuevos, pero también desperdiciar el tiempo, una habilidad que tenemos, o la propia vida.

Es una filosofía de vida que ya aparece con este nombre en escritos del siglo XII, pero estuvo muy vigente en el periodo Edo de los samuráis, en el siglo XVII.

Existe una bonita historia de samuráis, que cuenta la BBC.

Se dice que en el Periodo Edo, que tuvo lugar entre los años 1603 y 1868, un samurái tenía la obligación de usar el mismo kimono entre 10 y 20 años, cosiendo cualquier rotura o desgaste.

Cuando el kimono ya quedaba inservible se usaba como trapo de limpieza. Y cuando ya estaba completamente desgastado, se empleaba como mecha para encender el fuego para cocinar. Ni siquiera  las cenizas se desaprovechaban: las usaban para limpiar los platos.

Un país sin papeleras

A la tradición japonesa de aprovechar los recursos y no desperdiciar, se unió la necesidad de reducir la contaminación de plásticos y la basura, en los años 60 del pasado siglo. Así que las autoridades pusieron en marcha la campaña 4R: Reducir, Reutilizar, Reciclar y Respetar.

Reciclar en Japón se ha convertido en una actividad compleja y laboriosa, que se basa en un sencillo lema: tú eres responsable de tu basura.

Las calles japonesas están entre las más limpias del mundo, pero lo que más llama la atención a los turistas es que no hay papeleras ni barrenderos. Están limpias porque si tienes que tirar un chicle, un pañuelo o una botella de agua en plena calle, lo metes en una bolsa y lo tiras en la basura de tu casa.

Solo se ven papeleras en las tiendas de comida rápida, centros comerciales o frente a máquinas expendedoras, pero solo se puede tirar lo que compras ahí. Está mal visto tirar tus propias cosas.

Aplicando el mismo principio, no existen contenedores para tirar la basura en la calle, porque no puedes bajarla a cualquier hora del día, como hacemos aquí. Allí solo recogen la basura orgánica dos veces a la semana, y solo se puede dejar unas horas antes de que pase el camión. Por eso las bolsas se dejan directamente en la calle.

 

Es una cultura del reciclaje muy diferente a la nuestra, como vamos a ver.

Manual de reciclaje

Una de las cosas que más sorprende a los extranjeros que se mudan a vivir a Japón, es que cuando llegan a la nueva casa el casero les ha dejado un folleto de varias páginas, escrito en varios idiomas, en donde se explican todas las normas a seguir para reciclar correctamente:

Si no tienes el folleto, debes ir a buscarlo al ayuntamiento. La razón es que en muchas ciudades reciclar es obligatorio, y si no lo haces o lo haces mal, te caerá una multa. Pero hay que decir que cada localidad tiene sus propias normas, y unas poblaciones son más estrictas que otras.

¿Te parece demasiado el tener que separar tu basura en orgánica, plástico y papel, como hacemos aquí? Cada ayuntamiento japonés tiene sus propias normas, pero en la mayoría de ellos existen entre 10 y 20 categorías de reciclado.

Hay que separar los desperdicios combustibles y no combustibles, el papel, el cartón, las latas, el aluminio, los excrementos de las mascotas, los plásticos, las botellas...  Cada uno va en su propia bolsa de un color diferente con su nombre, para que los basureros puedan reconocerlas fácilmente, ya que como hemos mencionado, no se usan contenedores.

Y esto es solo el principio... 

Preparación de la basura

Si pensabas que es suficiente con separar los residuos, es que no conoces la mentalidad japonesa.

Casi todos los ayuntamientos exigen quitar el tapón, quitar la etiqueta y lavar las botellas de plástico. Los tetrabrik deben separarse por los lados y plegarlos. Las cajas de cartón tienen que plegarse y atar varias juntas con un plástico biodegradable o una cuerda, o meterlas plegadas en otra caja especial:

Es un proceso lento y laborioso que todos los japoneses llevan a cabo de forma abnegada y sin quejarse. Gracias a ello los residuos se reciclan más eficientemente, obteniendo la tasa de reciclaje más alta del mundo, por encima del 75% de todo lo que recogen.

Los plazos de recogida

Otra peculiaridad del reciclaje japonés es que no puedes ir a tirar la basura cuando te da la gana, como aquí.

Cada tipo de basura tiene su día la semana: los lunes las latas, los martes el cartón, los miércoles los plásticos... Es tan complejo que la mayoría de los puestos de recogida tienen carteles con calendario de fechas, y las normas resumidas:

Normalmente la basura orgánica solo se recoge dos días a la semana, así que si huele un poco... Pues toca aguantarse... Es por eso que muchas casas japonesas tienen sus propios contenedores herméticos.

En el día que toca, la basura o el material de reciclaje solo puede dejarse en la calle unas horas antes, y antes de las 8 de la mañana. Aunque en algunas comunidades de vecinos hay contenedores privados en donde puedes echar la basura a cualquier hora, y un trabajador se encarga de sacarla en los plazos requeridos.

Vigilancia vecinal

Reciclar en Japón es una actividad cívica, y se considera una responsabilidad comunitaria. Como hemos mencionado las bolsas de basura son semitranspa

 

Si un vecino observa que has reciclado mal o no lo haces cuando bajas a tirar la basura, no te dirá nada directamente, porque la mayoría de los japoneses son muy tímidos con estas cosas, especialmente con los extranjeros. Pero a los pocos minutos de volver a casa encontrarás tu bolsa de basura en la puerta, con una nota amable en donde te explican por qué no estás reciclando bien.

Kamikatsu, el ejemplo a seguir

Quizá el mejor ejemplo de la mentalidad japonesa del Mottainai, y la disciplina con el reciclaje, es la pequeña localidad de apenas 1.300 habitantes, Kamikatsu.

Se trata de una las primeras poblaciones del mundo que ha alcanzado el objetivo Cero Residuos. Es decir, los habitantes del pueblo no generan absolutamente ningún desperdicio.

Pero las condiciones para conseguirlo son casi espartanas. Allí la basura se separa en 45 categorías diferentes, en un proceso tan elaborado que incluso se imparten cursos. Hasta las tintas de impresora y las pilas, se separan por marcas. 

https://computerhoy.com/reportajes/life/reciclar-reciclaje-japon-828257

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