El uso de materiales reciclados avanza en la mayoría de sectores productivos. Muchos de los productos que usamos en nuestro día a día utilizan en su elaboración materiales procedentes de los contenedores de reciclaje.
Cada vez son más las personas que cambian sus hábitos, su forma de consumir y se preocupan del reciclaje de los productos que utilizan y de su huella ecológica. Según datos de Ecoembes, en 2020 1.490.283 toneladas de envases domésticos fueron entregadas a plantas recicladoras homologadas. Eso significa que cada español depositó alrededor de 18,6 kg de residuos en uno de los 388.000 contenedores amarillos distribuidos por todo el territorio nacional. Al mismo tiempo, cada vez más objetos que utilizamos en nuestro día a día se están fabricando con material reciclado procedente de envases que acabaron en los contenedores amarillo y azul y que se emplean en crear ropa, mobiliario urbano, libros o, incluso, llantas para bicicleta. Residuos que tienen el potencial de ser reutilizados para la creación de nuevos productos, una de las bases de la economía circular.
Empresas como la marca vasca de ropa técnica de montaña y moda urbana Ternua lleva años fabricando prendas a partir de plástico reciclado. "Nuestro objetivo siempre ha sido la creación de un producto de calidad, con materiales reciclados, orgánicos y naturales", cuenta Edu Uribesalgo, director de sostenibilidad de la casa guipuzcoana, "pero, además, en 2015 decidimos añadir una nueva dimensión: queríamos trabajar en proyectos que den respuesta a problemas de nuestra comunidad". Por eso aplican con el concepto de 'innovación sostenible', creando proyectos con una vocación local: por ejemplo, iniciativas para transformar la lana de oveja de las comunidades locales en aislante térmico o para convertir las redes de pesca en un hilo altamente resistente.
Uno de los materiales de los que parten son botellas de plástico, tanto recogidas en el contenedor amarillo como a través de otras iniciativas virtuosas. Por ejemplo, en colaboración con el Gobierno Vasco crearon SEACYCLE, un sistema para recoger plástico de la costa gracias a tres barcos pesqueros adaptados. Tras esa recogida en mar abierto, el plástico se trata en una planta de reciclaje donde se completa su ciclo de transformación en fibra; el material es cribado, triturado, limpiado y mezclado con otro plástico del contenedor amarillo y se convierte en granza de la que se obtendrá el hilo de poliéster. "Cuanto empezamos a trabajar con materiales reciclados teníamos la sensación de que el cliente pensaba que el resultado podía ser un producto de menor calidad", señala Uribesalgo. "Pero ahora ha evolucionado mucho y no sólo se percibe que la calidad es la misma, sino que además la concienciación ambiental es mucho mayor".
ECODISEÑO
Además, la aparición de nuevos conceptos de diseño es otro de los grandes ejes de la economía circular. En la empresa murciana AMC Natural Drinks Group han trabajado para concebir envases reciclables con un 100% de plástico reciclado en su composición. "El envase es una parte fundamental del producto y por ello trabajamos en su ecodiseño incorporando un 100% de material reciclado en todas nuestras botellas, dando una segunda vida a estos materiales al mismo tiempo que garantizamos su calidad y estabilidad", explica Silvia Jerez responsable ambiental del grupo. "Además, optimizamos el peso de estos envases consiguiendo que estén entre los más ligeros del mercado en su categoría".
El uso de tereftalato de polietileno reciclado (RPET) permite así ahorrar más de 3.000 toneladas de plástico cada año. Un ejemplo es su gama de productos 'Via Nature', que propone una botella más sostenible: un envase Rpet completamente reciclado y reciclable. "Además hemos eliminado el plástico negro del tapón, ya que este color dificulta el proceso de reciclaje", señala Jerez. Gracias a este diseño optimizado, se ha reducido hasta en un 47% la huella de carbono del proceso. "Algunos de los principales desafíos a los que nos enfrentamos están relacionados con la calidad y cantidad del material reciclado disponible para su elaboración", explica Jerez. "En este sentido todos podemos contribuir reciclando más y mejor en casa, para que luego las empresas podamos dar una segunda vida a cada botella reciclada".
TRADICIÓN
La innovación y utilización de materiales reciclados también se ha abierto paso en empresas con mucha tradición, como la aragonesa Industrias Agapito, una compañía familiar de quinta generación que ha sabido adaptarse a los nuevos retos de la economía circular. "Hace 15 años nos planteamos que en el mobiliario urbano se utiliza mucha madera, lo que supone una importante tala de árboles", explica Sonia Agapito, directora comercial de la compañía. "Entonces, ya había plástico reciclado de muy buena calidad elaborado con plástico postconsumo".
Ese plástico procedente del contenedor amarillo, puede así tener una segunda vida y convertirse en bancos, sillas o papeleras. El fabricante explica que cuenta con muchas ventajas frente a otros materiales como la madera. "Resiste a las inclemencias del tiempo, no se astillan y se pueden limpiar con facilidad", indica Sonia Agapito. "Además, este mobiliario urbano, aparte de proceder del reciclaje -en cada lámina de un banco se pueden reciclar entre 1.000 y 1.500 envases de plástico- es reutilizable una vez agote su vida útil o se degrade".
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