Los problemas de contaminación actuales no son ajenos a nadie, y a pesar de que los cambios más relevantes se realizan mediante políticas públicas que instauran los gobiernos nacionales y las grandes empresas, es de vital importancia la colaboración de toda la población desde sus espacios para minimizar el impacto de consumo en el planeta.
¿Cómo funciona una planta de selección?
Para que el reciclaje de los productos que consumimos se lleve a cabo es necesario separarlos de los diferentes residuos que se generan en casa. Por ello, los envases de plástico, envases metálicos y briks deben ir al contenedor amarillo. Pero… ¿sabes a dónde van estos envases una vez los desechamos?
Todos los envases del contenedor amarillo son trasladados a las plantas de selección para iniciar el proceso de reciclaje. Las plantas de selección se encargan de separar y fraccionar los residuos por el tipo de material.
El primer paso es acumular todos los residuos recogidos por los camiones de servicios públicos en un área de recepción para que unas enormes cintas los transporten a la zona de clasificación.
Se realiza una primera revisión manual en donde se retiran los materiales no aptos y los residuos más voluminosos. Una vez los envases pasan por el primer proceso de selección, entran en una criba giratoria que deja caer por sus agujeros las bolsas y los envases sueltos separándolos de los de mayor tamaño, y seguido, una máquina separa los envases según su forma, peso y tamaño para facilitar su tratamiento.
Posteriormente, un gran aspirador separa las bolsas de plástico del resto de materiales para que estos puedan pasar por un separador magnético que selecciona sólo aquellos envases metálicos.
A través de un sistema de separadores ópticos, se categorizan los envases PET, PEAD, Brik, FILM y Plástico mezcla. A pesar de que el sistema automatizado es muy preciso, también se realiza un control de calidad en todos los envases anteriormente seleccionados. Finalmente se separan las latas de aluminio gracias a un sistema de repulsión.
Una vez están todos los tipos de envases clasificados según sus familias correspondientes, se conducen a una prensa que forma balas de diferentes materiales. A estas balas también se les aplican procesos de lavado y secado, para eliminar cualquier tipo de impureza.
Una prensa hace balas compactas con cada material, de manera que puedan ser transportadas fácilmente a las diferentes empresas de reciclaje, para que los envases tengan una segunda vida.
Gracias al reciclaje del contenedor amarillo, es posible obtener una gran cantidad de productos y materiales nuevos, como pueden ser: sillas, camisetas, llantas de bicicleta, etc. Esto contribuye significativamente con la mejora del planeta y en la lucha contra el cambio climático. En definitiva, cada vez que tiras un envase al contenedor amarillo, estás iniciando un proceso beneficioso para el medioambiente.
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