La contaminación plástica se ha convertido hace varios años en un desafío apremiante con efectos perjudiciales para la salud humana y el medioambiente. Situación que se ha visto agravada tras la pandemia y el aumento del consumo de plástico.
El plástico sigue siendo uno de los principales contaminantes de nuestro medioambiente. Si bien en muchos casos es irremplazable como por ejemplo el material sanitario que debe ser de un solo uso, en muchos otros casos es posible, o bien utilizar otro material o bien re utilizar y reciclar el plástico. Un informe presentado el pasado mes de julio por la Organización Mundial de la Salud (OMS), analiza los principales desafíos transfronterizos que plantea la ampliación de una economía circular para los plásticos. También proporciona soluciones básicas de comercio e inversión para abordar estos retos y abre la puerta a una mayor colaboración entre las múltiples partes interesadas para construir una economía del plástico circular y sostenible.
El plástico es un material muy útil. Es ligero, funcional, duradero y, entre otras cosas, ha sido sumamente importante en la respuesta de emergencia de COVID-19 a través de su uso en la fabricación de equipo de protección personal. Sin embargo, La contaminación por plásticos es una crisis global importante. El mundo produce más de 400 millones de toneladas de plástico cada año, muchos de los cuales se considera mal administrados después de su uso. Preocupación que ha crecido en cuanto al volumen de residuos plásticos que se acumulan en ciudades y pueblos, vertederos, basureros, contaminando el medio ambiente. Se estima que el 25% de los residuos plásticos se incineran y el 56% se elimina en vertederos.
En 2019, las 187 partes en el Convenio de Basilea -un tratado sobre el movimiento transfronterizo y la eliminación de desechos peligrosos y de otro tipo- añadieron la mayoría de los tipos de desechos plásticos a los desechos controlados. A partir de 2021, los desechos plásticos clasificados, limpios, no contaminados y diseñados efectivamente para su reciclado podrán comercializarse libremente, mientras que los demás tipos requerirán el consentimiento de los países importadores y de tránsito.
El informe afirma que estos cambios podrían resultar eficaces para mejorar la gestión de los desechos plásticos y reducir la contaminación medioambiental. Sin embargo, si no se realizan esfuerzos adicionales de aplicación, existe el riesgo de que el aumento de las fricciones comerciales obstaculice los mercados mundiales de reciclado de plásticos.
La investigación explica que gran parte de los residuos plásticos producidos a nivel global se gestionan mal después de su uso, causando un daño incalculable al medio ambiente y a las sociedades. Es por esto, que resulta indispensable abordar esta problemática a lo largo de toda la cadena de valor de los plásticos y adoptando un enfoque holístico basado en las "tres R": reducir, reutilizar y reciclar. En esta línea es que el informe sostiene la urgencia de poder desarrollar una economía circular global del plástico. Para esto, explican los expertos, es necesario contar con políticas comerciales que podrían ayudar a abordar el creciente problema de la contaminación plástica.
Sólo el 18% de los residuos plásticos se reciclan formalmente, y el porcentaje es mucho más bajo en algunos países. Es por esto, que poder contar con marcos regulatorios a nivel global sobre el comercio y el reciclado el plástico resulta central según los expertos de la OMS. Las diferencias en las normas, ya sea en el reciclaje, de producción, uso o de etiquetado de los plásticos, han creado desafíos en pasar a una economía más circular a nivel mundial.
La mejora de la información sobre la calidad, el rendimiento, las características y disponibilidad a corto plazo de los plásticos reciclados también contribuiría en gran medida a generar una economía circular global. Además, el informe explica que existe una gran necesidad de una mayor facilidad de inversión en tecnologías para hacer frente a la creciente producción de residuos domésticos.
Para poder avanzar hacia una economía del plástico global más circular, los expertos de la OMS sugieren que deben existir políticas comerciales sólidas, mecanismos internos de control y mayor transparencia en la gestión de residuos. Mejorar el sistema internacional de clasificación de mercancías comercializadas, que todavía no distingue entre los diferentes tipos de plástico, ayudaría a los países a utilizar con precisión los incentivos comerciales y permitiría así una recopilación de datos más exacta.
La labor de facilitación podría emplearse para mejorar la calidad de los países y las posibilidades de crear para una economía circular, segura y sostenible de los residuos plásticos. También, aumentar La transparencia en las medidas relativas a los desechos plásticos domésticos mediante las notificaciones en los foros mundiales ayudaría a las empresas a planificar cadenas de valor más sostenibles.
El informe concluye que, si bien el interés por abordar la contaminación plástica ha crecido entre algunos Miembros de la Organización Mundial del Comercio, los acuerdos comerciales no abordan de manera central la economía circular, y en este sentido hay mucho más que podría hacerse para influir en la producción y el consumo.
Otra de las conclusiones del informe es que es urgente contar a nivel mundial con clasificaciones y definiciones en relación con los desechos plásticos, tales como entre los residuos plásticos difíciles y fáciles de reciclar. La pandemia de la COVID-19 ha aumentado la complejidad de la gestión de la contaminación de los plásticos debido a un aumento la demanda de plásticos de un solo uso para la protección personal equipo y precauciones contra el mal manejo potencialmente plásticos contaminados. Para mantener las tasas de infección bajas, algunos los gobiernos han retirado las prohibiciones de los plásticos de un solo uso.
Sin embargo, con el drástico problema de la contaminación plástica, los responsables políticos necesitan fortalecer su compromiso con las acciones a largo plazo a través de las tres R. Políticas públicas contundentes que incluyan el reciclaje y la reutilización, podrían ser de gran ayuda. También es necesario seguir investigando sobre cómo estas intervenciones podrían generar importantes avances hacia construir sociedades más sostenibles. El plástico es parte de nuestra vida cotidiana y quizás hoy más que nunca, sin embargo, no podemos olvidar el peligro que este supone para nuestro medioambiente si no lo gestionamos de manera adecuada.
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