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El ciudadano ecorresponsable se vuelve más ingenioso en verano. Sabe cómo convertir una bolsa de plástico en un congelador improvisado cuando pasa un día entero al lado del mar y escoge de forma precisa el tipo de protector solar y el cubo al que depositarlo cuando se acaba o ha caducado.

 Para apagar la sed en la playa es importante tener a mano un paquete de sal. Sí, funciona. Si se echa sal en agua con hielo, se acelera el proceso de enfriado de las latas o las botellas de vidrio. La sal requiere energía para derretir el hielo y esa energía es calor que se extrae de la propia disolución de sal y agua, lo que hace descender el punto de congelación hasta unos –8ºC. Basta sumergir el envase durante 10 minutos para que la bebida pase de estar a temperatura ambiente a 4ºC. El proceso se llama endotermia, y por eso en invierno se arroja sal a la carretera cuando va a nevar para evitar la formación de hielo, para conseguir que el agua se mantenga líquida por debajo de cero grados.

Este truco para enfriar bebidas se suele ejecutar en un barreño o en una nevera portátil, pero también una bolsa de plástico del supermercado se puede convertir en un improvisado congelador ultrapotente en la playa (y una manera de reutilizarla). Bien lo saben los ciudadanos ecorresponsables como Cristina Pérez y Marc Oliva, que se afanan tanto en que las bebidas estén frías en poco tiempo como en la gestión de los residuos que se generan. “¿Las latas? Al amarillo, son un envase”, afirma esta pareja de catalanes, que se pasa medio verano en la playa de Sant Antoni de Calonge (Girona). “La bolsa de hielos también va al amarillo. Es un envase”, explican. El plástico en el que se vende la sal (no se va a gastar, basta con echar tres cucharadas al agua con hielo y remover) también va al amarillo. Importante: limpiar la zona de la lata o de la botella por donde se bebe para que no sepa a sal o servirla en un vaso (reutilizable).

Existen lociones, espráis, cremas, aceites. Algunos hidratan más, otros resultan más fácil de aplicarse, los hay que se absorben más rápidamente.  La clave en cualquier caso es el factor de protección solar (SPF, por sus siglas en inglés). La piel por sí sola goza de una escasísima protección (las pieles negras más, las pieles blancas menos), por lo que requiere la ayuda de una crema solar para multiplicar ese efecto protector.  Un SPF30 multiplica por 30 el tiempo de protección de la piel. Un SPF50 multiplica por 50 el tiempo de protección. La crema debe aplicarse 20 minutos antes de la exposición al sol. Se debe renovar cada dos horas, pues la sudoración, el rozamiento con la ropa y el contacto con el agua al bañarse pueden disminuir su efecto. Los formatos más recientes, en forma de bruma o de espray, permiten rociar el contenido sin necesidad de extenderlo por la piel. Ayuda si uno va solo a la playa. 

Los envoltorios de los helados son complejos. Algunos cucuruchos están recubiertos de papel y tienen un circulito de otro material para que no se aplaste. Resulta que este circulito vuela con facilidad y puede acabar en el suelo. Luego está el palo, que algunas veces es de plástico y otras es de madera. Y ojo las tarrinas, que son de cartón pero plastificado. ¿Cómo hacemos con todo esto?

Todo envoltorio de papel o cartón se debe depositar en el contenedor azul. Aunque las tarrinas incorporan una parte plastificada igual que los vasos de café para llevar, se deben tirar al azul. En la planta de tratamiento se someten a un proceso químico para separar las fibras de celulosa y cribar todo lo que no sea papel. El circulito que permite que no se aplaste el helado en la parte superior puede ser de cartón (azul) o de plástico (amarillo). Los envoltorios de plástico van al amarillo. Los palos de plástico o madera con los que se sostiene el helado van al amarillo también porque se los considera parte del envase.

Los circulitos de los helados no son los residuos más comunes encontrados en la arena. De acuerdo de Libera, una alianza de SEO/BirdLife con Ecoembes, la basuraleza más encontrada en 2023 en entornos de costa fue en este orden: colillas, piezas de plástico de menos de 2,5 centímetros, tapas y tapones, trozos de plástico de más de 2,5 centímetros y bolsas/envoltorios.  

 La campaña de recogida de basuraleza se llama 1m² por las playas y los mares y su octava edición va a tener lugar entre el 21 de septiembre y el 6 de octubre. La inscripción está abierta hasta el 16 de septiembre. El año pasado se organizaron batidas de limpieza en 302 puntos costeros, en los que 4.817 voluntarios recogieron 77.605 residuos.

Nos gusta llevar una neverita cuando vamos a alguna playa remota para hacer un aperitivo. Utilizamos la bolsa grande de patatas fritas una vez vacía como contenedor de basura. Echamos las latas de refrescos, la lata de aceitunas, la bolsa de anacardos y todo junto sin lavar ni nada lo tiramos al contenedor amarillo. ¿Está bien o es un lío para los recicladores?

Esta forma de operar es ejemplar. Todos son envases o de plástico o de metal y todos se depositan en el amarillo. No importa si van mezclados, en la planta de tratamiento se encarga de separar los residuos para su correcto reciclaje. Si hay restos de comida, conviene tirarlos a un cubo de orgánico, pero no hay que enjuagar los envases. La idea de convertir la bolsa de patatas en un cubo de la basura es propia de los ecorresponsables, se le está dando uso a un envase ya antes utilizado.

Oliva y Pérez también utilizan las placas azules con gel refrigerante para la nevera portátil. En este caso sirven más para mantener bebidas ya frías que para enfriarlas en poco tiempo. La ventaja es que son reutilizables, algo que tienen muy presente los ecorresponsables.

Algunos establecimientos venden las barras de pan en envases de papel y plástico. Cuando nos hacemos los bocadillos, los solemos envolver en la propia funda, una forma de reutilizar este envase. Entendemos que la parte de papel hay que tirarla al azul y la parte plástica al amarillo. Pero ¿y las sombrillas si se rompen, las más nuevas son de plástico? ¿O el balón de playa?

Es una duda frecuente. La sombrilla puede ser de plástico pero no es un envase. El balón de playa tampoco se puede tirar al contenedor amarillo porque tampoco es un envase, ni los cubos y las palas. Se deben llevar a un punto limpio. Cuando la barra de pan se vende en una funda fabricada con papel y plástico se debe garantizar que ambos materiales se pueden separar para su correcto reciclado. El papel va al azul y el plástico, al amarillo.

Existen 638 playas con bandera azul en España. Separados por regiones, la Comunidad Valenciana lidera la tabla con 159. Para obtener esta distinción de calidad, las playas deben contar con cubos para la recogida selectiva de papel, envases y vidrio. Castilla-La Mancha, Castilla y León, Aragón y La Rioja no exhiben todavía ninguna bandera azul. Cabe recordar que existen playas de agua dulce en las que ondea este distintivo. 

 

Cómo gestionar estos y otros residuos que se generan en las playas

 

 Fuente:  https://elpais.com/sociedad/ecoembes-espacio-eco/2024-09-03/cambia-tu-relacion-con-la-playa.html

 

 

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