El reciclaje masivo es un proceso sistemático para recolectar y aprovechar grandes volúmenes de residuos procedentes de fábricas o infraestructuras industriales.
Además del beneficio ambiental y reputacional, puede generar beneficios y reinvertir en innovación para mejorar todo el tejido económico.
El reciclaje siempre es positivo para el desarrollo sostenible. Por eso es importante que se produzca a nivel industrial en los procesos y los planes de negocio de las grandes compañías. El reciclaje a gran escala puede aplicarse a un único material, como la fibra de carbono en Boeing o el vidrio de los aerogeneradores de los parques eólicos, cuyo reciclaje integral ha sido el caballo de batalla del proyecto europeo LIFE REFIBRE. O puede ser heterogéneo y abarcar varios tipos de materiales “como en un edificio en demolición”, tercia Antonio Orrego, director de desarrollo de Valoriza en Cataluña.
El valorizar los diferentes tipos de residuos implica el rescatar de la basura materiales usados para darles una segunda vida con su función original o alguna otra. Empieza a ser una tendencia pujante de la economía circular por el beneficio económico, no solo ambiental, y la escasez de materias primas. Estos son algunos de sus pasos básicos.
"Imaginemos un gran edificio de oficinas que hay que desmantelar y derribar", sugiere. Según el experto, esto implica un abordaje complejo, desde materiales sencillos de reciclar como unas cristaleras de aluminio a otros más complicados como la piedra o el cemento, que mediante trituración y procedimientos específicos pueden convertirse en áridos para rellenar una cantera o en la base de una autopista. También hay que gestionar materiales peligrosos como el amianto, más frecuentes en edificios antiguos. El director de desarrollo concibe este reciclaje a gran escala como un ejercicio integral de valorización que permite "recuperar lo recuperable y gestionar adecuadamente lo indeseable".
Ventajas económicas y de prestigio
En 2018, la multinacional Boeing anunció una colaboración con la británica ELG Carbon Fibre —actualmente Gen 2 Carbon— para reciclar la fibra de carbono sobrante que generaban 11 fábricas de aviones. El destino de ese material: que otras compañías lo aprovechen para producir accesorios electrónicos o piezas de vehículos. Tal contrato de reciclaje a gran escala, el primero de su tipo en el sector aeroespacial, ha permitido reducir más de 450 toneladas anuales de ese residuo. En 2020, la Asociación Nacional de Fabricantes norteamericana reconoció el proyecto con el Premio al Liderazgo en Sostenibilidad.