Entre los imponentes árboles del litoral sueco de Bothnian, un nuevo rascacielos ha roto la tendencia de las tradicionales construcciones industriales de carbón.
Con sus 20 plantas y 75 metros de alto, el pasado mes de septiembre abrió sus puertas el centro cultural Sara, que debe su nombre a una conocida escritora sueca.
Es otra estructura de madera para adornar las calles de Skelleftea, una ciudad que está afrontando la crisis del clima con un nuevo edificio cada vez.
La producción de cemento es la industria que más CO2 emite en el mundo
El centro cultural centre acoge seis escenarios de teatro, una biblioteca, dos galerías de arte, un centro de conferencias y un hotel con 205 habitaciones.
Está hecho con más de 12.000 metros cúbicos de madera recogida de bosques a 60 kilómetros de la ciudad.
El diseño es parte de un esfuerzo mayor en Skelleftea para eliminar los materiales dañinos con el medioambiente de la industria de la construcción local.
Sara se puede "comunicar" con edificios cercanos
Los responsables de Sara, que es la segunda torre de madera más alta del mundo, aseguran que el rascacielos capturará nueve millones de kilogramos de dióxido de carbono en toda su vida.
Pero la sostenibilidad del edificio no acaba ahí. Sus paneles solares cargan de energía a todo el edificio y almacenan en el sótano la que sobra.
Sus diseñadores dicen que el centro cultural se puede "comunicar" con estructuras cercanas y distribuir la energía sobrante como y cuando sea necesario.
"Analiza la utilización de energía del edificio y puede tomar decisiones acerca de cómo mantenerla basándose en los niveles de energía disponible", explica Patrik Sundberg, director de la unidad de negocio de la empresa local Skelleftea Kraft.
Con el tiempo, el rascacielos conocerá las necesidades energéticas del edificio, asegura. "Tenemos un sistema de inteligencia artificial para ayudarle a que tome esas decisiones cada minuto, las 24 horas de los 7 días de la semana".
Las construcciones de madera no son nuevas en Skelleftea
Las construcciones de madera no son nuevas en Skelleftea, que depende de la abundancia de las tierras forestales de sus alrededores para construir sus edificios desde al menos el siglo XVIII.
Desde un impresionante puente de madera que cruza el río local, hasta un aparcamiento de tres pisos más reciente en el centro de la ciudad, todo en Skelleftea parece estar hecho de los árboles que la rodean y en la mayoría de los casos, es así.
Y con un aumento previsto de la población de la ciudad en los próximos años, de 72.000 a 80.000 habitantes de aquí a 2030, sus residentes están decididos a mantener vida la tradición verde para las nuevas generaciones.
"En todo este cambio que estamos viviendo, con tanta gente nueva mudándose aquí, nos sentimos seguros por tener este nuevo material respetuoso con el medioambiente", dice Evelina Fahlesson, teniente alcalde de la ciudad.
"Si no tuviéramos esa tradición, ¿en qué se habría convertido la ciudad? ¿Qué sería del municipio? En algo totalmente distinto".
"Lo bueno de la madera es que con el tiempo se puede cambiar"
La empresa de construcción sueca Lindbacks está especializada en edificios prefabricados de madera. Ahora trabaja en un nuevo proyecto de apartmentos de madera para acoger las nuevas llegadas a la ciudad.
"Lo bueno de la madera es que con el tiempo se puede cambiar, lo que no puedes hacer con las casas", dice el director de negocios, David Sundstrom.
"El bosque y las casas de madera han estado aquí durante miles de años en Escandinavia. Hemos vivido en casas de madera, que tienen la ventaja de que puedes cambiar las paredes y modificar la disposición del edificio".
Es otro beneficio de la madera que absorbe el carbono, que en la actualidad cuenta con más del 20 por ciento de todos los nuevos edificios de varias plantas en Suecia.
Suecia es el país con más bosques de Europa
Tomas Alsmarker, jefe de innovación en Swedish Wood, dice que el país ha experimentado un gran cambio en los materiales de construcción en los últimos cinco años.
Durante más de un siglo, Suecia ha prohibido las casas de madera de más de dos pisos de alto. Ahora es el material que se elige en el país con el mayor porcentaje de bosques de Europa.
"Para todos los edificios de más de ocho pisos de alto, la cuestión no es si es posible hacerlos de madera. La pregunta es porqué no hacerlos de madera”.