La construcción es una de las mayores fuentes de emisión de gases de efecto invernadero, por lo que encontrar nuevos materiales y métodos es un objetivo crucial. Investigadores de la Universidad de Flinders han desarrollado un nuevo tipo de polímero, fabricado a partir de residuos industriales, que puede convertirse en ladrillos de construcción que se unen sin necesidad de mortero.
El hormigón es un material extremadamente versátil, pero la producción de cemento es responsable por sí sola de hasta el 8% de todas las emisiones de dióxido de carbono causadas por el ser humano.
Esta enorme huella podría reducirse encontrando formas de incorporar a la mezcla materiales de desecho como la madera o los neumáticos viejos, utilizando diferentes aglutinantes o desarrollando materiales alternativos.
Nueva alternativa
El equipo había desarrollado anteriormente polímeros hechos principalmente de azufre sobrante de procesos industriales, que podrían utilizarse para capturar la contaminación por metales pesados o para obtener fertilizantes más sostenibles.
Ahora, estos polímeros se han puesto a trabajar como bloques de construcción más respetuosos con el medio ambiente.
El polímero se fabrica mezclando azufre con proporciones variables de aceite de canola y diciclopentadieno (DCPD).
El azufre y el DCPD son subproductos del refinado del petróleo que actualmente se desechan, mientras que el aceite de canola puede obtenerse de los residuos de la cocina.
Cómo se fabrica
El polímero se calienta, se moldea y se cura en ladrillos, y todo el proceso consume mucha menos energía que la producción de cemento.
Pero lo realmente impresionante es cómo estos ladrillos se adhieren entre sí, actuando esencialmente como su propio mortero sin necesidad de ningún otro adhesivo.
Pruebas
En las pruebas, los ladrillos pegados resistieron las fuerzas de cizallamiento mejor que el superglue.
El equipo afirma que los ladrillos también son ligeros y resistentes al agua, al ácido y a otras condiciones climáticas, incluso más que los ladrillos y el hormigón convencionales.
En otras pruebas, los investigadores añadieron fibra de carbono al polímero y comprobaron que los ladrillos resultantes eran casi 16 veces más resistentes.
El equipo de Flinders está colaborando con Clean Earth Technologies para ampliar los ladrillos de polímero con vistas a su posible comercialización.